"MADE IN ALTEA".
Recogida en una bahía, abrazada por el mar y la montaña, Altea desliza sus blancas casas por la pendiente, hasta llegar a la orilla.
En el horizonte, omnipresentes, los refulgentes azul cobalto y blanco de las llamadas Cúpulas del Mediterráneo de su iglesia parroquial, Nª Sra. del Consuelo.
Y en la calle, en cualquier rincón, siempre el arte. En estado puro: pictórico, escultórico, o en las más variadas manifestaciones artesanales.
Y es que el visitante de Altea percibe su ambiente artístico en cuanto pisa su casco antiguo, el ambiente agradable y animado de las calles invita a hacer una parada los restaurantes del centro, o simplemente a tomar una cerveza o una horchata bien frías al caer la tarde, especialmente en las terrazas de la calle San Pedro o de la Plaza de la Iglesia.
Esta última siempre ofrece un ambiente especial, íntimo y romántico, con luz de velas y farolillos; música tranquila y excelentes platos mediterráneos, como las cocas o los erizos de mar.
En el horizonte, omnipresentes, los refulgentes azul cobalto y blanco de las llamadas Cúpulas del Mediterráneo de su iglesia parroquial, Nª Sra. del Consuelo.
Y en la calle, en cualquier rincón, siempre el arte. En estado puro: pictórico, escultórico, o en las más variadas manifestaciones artesanales.
Y es que el visitante de Altea percibe su ambiente artístico en cuanto pisa su casco antiguo, el ambiente agradable y animado de las calles invita a hacer una parada los restaurantes del centro, o simplemente a tomar una cerveza o una horchata bien frías al caer la tarde, especialmente en las terrazas de la calle San Pedro o de la Plaza de la Iglesia.
Esta última siempre ofrece un ambiente especial, íntimo y romántico, con luz de velas y farolillos; música tranquila y excelentes platos mediterráneos, como las cocas o los erizos de mar.