La inversión.
Todo pequeño o grande ahorrador ha pensado alguna vez en invertir sus ahorros en una segunda vivienda, porque es un activo que tiene una serie de ventajas a diferencia de otros activos (del tipo financiero por ejemplo o artísticos) que conllevan unos conocimientos que no todo el mundo maneja.
Entre las ventajas que tiene la adquisición de una segunda vivienda se encuentran grosso modo:
-Es un bien tangible, es decir, no es una anotación en cuenta que flota en el espacio telemático de los ordenadores y monitores del mundo.
-Podemos hacer uso del propio bien en nuestras vacaciones o incluso dejar que lo usen nuestros familiares.
-Podemos obtener unas interesantes rentas: rentas del alquiler o cesión, o ganancias patrimoniales por la transmisión del título de propiedad en un futuro.
-Es un “plan de pensiones” para nuestra jubilación: una interesante forma de obligarse a ahorrar periódicamente (si existe por medio financiación ajena, es decir, hipoteca) para consolidar a futuro unos derechos consolidados. Esos derechos consolidados, es decir, el valor de mercado del inmueble, dependerá de muchos factores exógenos como la zona de ubicación del inmueble, ciclo económico, legislación…